1.. FUERTES GOLPES RECIBE MI CUERPO por tu ausencia.
Es tan normal el día,
tan normales mis noches

que ahora sé por qué el hombre intenta suicidarse:
le da a todo un problema
dejándose consumir

por la angustia, la soledad, y no estamos solos;
desde lejos nos vemos
aún sin conocernos.

Para mí, algunas cosas han perdido sentido:
el mar turbio en mis ojos
y la copa en mi mano,

la canción compartida, el miembro que has mutilado…
mi sentido es escribir.

2.. -En el funeral de la tía Blanca-

HA MUERTO ALGUIEN MÁS EN mi familia. Se fue Blanca,
la tía de mi padre,
hermana de mi abuelo.

Teresa parece seguir en la lista negra.
Tiene osteoporosis;
Se la está consumiendo.

No logra desplazarse sino en silla de ruedas.
Totalmente delgada.
Y ha perdido memoria.

Hoy no me reconoció: -¿Quién es ese? –preguntó-.
-Soy el hijo de Arnulfo,
Leandro –le dije yo-.

En casa, su casa –“La Casa de las Tías”-, gran
parte de la familia.

3.. PARECE DE LA LLUVIA RECIBO toda su agua
y del viento su tierra
y del fuego cenizas.

En cuanto a ti, recibo toda la felicidad
que de un loco a otro
pudiere mas suceder.

En mi camastro rondando tú aún en mi mente
acompañas mis noches,
también el amanecer.

Las aguas estancadas se han secado en mis ojos.
Nadie habrá de beberlas.
Sé la que dará vida.

Más sé la flor que gira al sol viva en mi senectud,
y seré tu custodio.

4.. EL DÍA QUE LLEGUES A ser mi estigma, iré por ti.
Te escribiré en mi ausencia.
Te escribiré tan mortal

que con certeza sé preguntarás: -¿Qué dice allí?
El fuego te quemará.
La lluvia te mojará.

Cenizas quedarán en tu cuerpo, recogidas,
para avivarlas siempre
con la luz de la vela.

Seré la fruta –vive en mí como la semilla-.
Serás la blanca pared
–sobre ti obraré en fresco-.

Vive en mí y dejaré de ser el secreto eunuco
del vil templo sagrado.

5.. FUERON LLANTOS, GRITOS. CREÍ ESTABAN poseídos.
Cánticos de alabanza.
Oí sus plegarias;

arrodillados unos pocos frente a una silla
cubriendo sus cabezas
-ocultas- con sus manos.

Y allí mismo vociferaban sus esperanzas,
clamando su llegada;
más no aún sus perdones.

Un orden en sus rezos no lo había. Era un caos.
Cada cual por su lado
murmuraba una oración.

Cada cual por su lado. Cada quien su creencia.
Cuál entonces la cierta.

6.. PERDONA EL BLANCO PECADO QUE veo en tus ojos
con el que me has tentado
en estas cinco noches

perfilando con esmero severas verdades
contra su mismo candor,
pero debo decirte

que mi enfermedad es más incontrolable que tú,
más incómoda y fría
que tus besos y abrazos.

Es por eso que abandonarte a tu propia suerte
es mi mejor elección.
Dejar de lastimarnos

queriendo odiarnos. No cuestiones mis decisiones.
Pregunta si te quiero

7.. PREGUNTA SI TE QUIERO, PREGUNTA si me quieres.
Ódiame cuando te odie
porque es lo más sincero.

Que la lluvia moje tu cuerpo conmigo ausente
es perder un momento
por deslizarme en tu piel.

Ofrecer un voto para lavar esas manos
que han obrado en suciedad,
empuñando armas blancas,

es ser cómplice alguno a tu sociedad oculta.
Descúbreme violento
cuando ambos nos amemos,
cuando cobardes peleemos mirando al suelo
nuestra piel desgarrada.

8.. HE PERMITIDO QUE INTENTES LEER, realmente,
quien soy en mis palabras
y lo que dejo en ellas,

lo que pretendo al nombrar los diferentes dioses
y los distintos mundos,
y a los entes oscuros

que continúan apareciendo tan constantes
al llamado del señor,
príncipe del subsuelo.

He permitido que intentes leer, una vez más,
lo que secretamente
oculto en mis sentencias:

no es sólo la sangre que he derramado en batalla
preso en la mortalidad.

9.. COMO SIEMPRE, ME BAÑO EN tus lágrimas ácidas.
Caen en la ciénaga,
inundan las cloacas.

Con ellas deshaces los sueños de nuestros niños,
infantes azorados
que pelean por el pan;

quietos demontres creados en tu propio vientre,
vientre malhumorado,
¡oh!, vientre sin placenta;

Amargo vientre de veinte años de luz y sombra.
Vienen los nuevos vientos
a arrasar la médula

de los blanquecinos huesos que atrás siempre dejas
sin ninguna compasión.

10.. LA AUSENCIA DE MI CORAZÓN en tu cuerpo de senil,
de tus manos añejas
desbordadas de pasión,

de la inexactitud que son tus pasos hacia mí;
lectura retraída
oblicua al desespero,

me permiten crear los anales de este crimen
perfumados con tu odio,
sangrientos con el mío,

permites destilar la crisis que nos envuelve
abandonando lo hecho,
dejando lo deshecho

y tú al borde del abismo clamando murallas
que no impiden mi paso.

11.. VEME ATRACAR MI BALSA EN el delta de tu cuerpo.
En el distanciamiento
zozobré en varias islas.

Consigna en mi memoria el por qué de este regreso;
estuve delirando
bajo un cielo estrellado.

Recuerdo la sangre y la carne que comí y bebí
en esos sacrificios
por acabar mi hambruna.

Por mucho tiempo viví lo que es la necesidad;
ese es mi mayor miedo,
pero tú lo amedrentas.

Me redimes de la esclavitud y de esclavizar;
omitimos las anclas.

12.. DE PRISA SIENTES MIS BESOS recorrer tu cuerpo
como siento tus manos
alejarse del mío.

Confundida dimites tu destino en mis ojos
como se desvanece
mi reflejo en los tuyos.

Austera esparces el lúpulo de tu desprecio
como bilis sórdida
a este el evo de mi amor.

Frágil has olvidado mi sustancia sangrante
al haberte encontrado
en mí como contusión.

Lamenté no prestarte atención como deja vu,
desecho inorgánico.

13.. -Sortilegio-

¡QUÉ LAS NUBES OCULTEN DEL cielo su demonio
y de la tierra broten
salvajes esperanzas!

¡Oh, señor de las sombras! ¡Muéstrate en mi camino,
sé la luz que no asfixia,
sé siempre mi oscuridad!

¡Qué esta sangre derramada sea el agua a tu sed
e inunde las sentinas
con tu oscura maldición!

¡Oh, señor de las sombras! ¡Muéstrate en mi camino,
sé la luz que no asfixia,
sé siempre mi oscuridad!

¡Qué este sacrificio baste para este llamado
y renazcas en mi ser!

14.. MORIRÁ EL MAR DE MIS ojos una vez ignores
mis palabras profetas
mitificarte irreal.

La arena se levantará con otras tormentas
provenientes del norte
hacia tus latitudes.

Crea otros caminos para llegar a tu cielo
en tanto exista el perdón
que has osado pedirme.

La demencia en rededor quiere ser tu consciencia
como son mis palabras
la ambigüedad de tu ser.

Paso las noches en un sitio fuera de casa,
lo clamas, y te ignoro.